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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Digitalización de documentos

Grabado de Copista Medieval

En la antigüedad, en Grecia, los copistas y filólogos se dedicaban a transcribir y a estudiar todos los documentos escritos por filósofos; poco a poco, estas tareas se fueron multiplicando al ir incluyendo el trabajo de los gramáticos, los historiadores, los médicos y, desde luego, los trabajos teológicos.

Durante la Edad Media, en los monasterios de grandes órdenes religiosas, como la Benedictina y la Dominica, existían monjes dedicados todo un día o una noche a este trabajo, haciendo las transcripciones con máxima fidelidad, ayudados por enormes lupas, pasando todo lo que antiguamente se había escrito en griego al latín.

Para llevar a cabo estas tareas existía un propósito específico: conservar todos y cada uno de los libros y/o manuscritos encontrados, de manera que se pasó de papiros o tablillas de cera, a la copia (o calco) y dibujo en cueros de animales secados para estos fines. Es en esta misma época cuando nacen las Universidades, universitas -atis: 'universal', y en ellas no pueden faltar las bibliotecas, que comienzan la tarea de la preservación de todo este acervo académico.

Luego, en la Florencia del Renacimiento se pasó del cuero de los animales al papel producido por los artistas, los copistas y los filólogos. Todos los tintes y texturas de los materiales estaban hechos de fibras naturales, iban al bosque, buscaban los materiales y fabricaban métodos de conservación en complejos laboratorios y, con la introducción de la imprenta alemana, se da inicio a la edición de libros y hojas sueltas. Así, el filólogo humanista e impresor italiano Aldus Pius Manutius o Aldo Manuzio (1449-1515) funda la Imprenta Aldina, lugar en donde nacen las primeras impresiones de las obras del periodo clásico griego e inventa las tipografías que utilizamos con frecuencia: itálica y bastardilla (o negrita). La distribución de estas impresiones se hacía a pie, de pueblo en pueblo, de ciudad en ciudad y de país a país. Así llegó a América, en los siglos XVI y XVII, donde ya los indígenas de las estepas y llanuras del norte, los Aztecas, los Mayas, los indígenas del área Intermedia, los Incas, los Araucanos y los Mapuches habían creado su propio sistema de transmisión oral y escrito.

Más adelante, en el periodo de colonias, conquistas e independencias en América, y otros lugares del mundo, la demanda del material impreso crece. En el Siglo XIX, por ejemplo, las Universidades obtienen sus propias imprentas, dando paso a los archiveros y al incremento en la divulgación.

En Costa Rica, para los primeros 40 años del siglo XX, existen diversos tipos de impresos: Anales, Periódicos, Revistas y Cuadernos que publican temas de educación, política, economía, sociales, etc. El impulso en la demanda de estos materiales la dan los gremios, como el caso de los zapateros de Costa Rica, quienes tendrán por costumbre empapelar las paredes de los talleres con páginas enteras de estas publicaciones. Ese fue uno de los primeros medios de difusión y de acceso al conocimiento en nuestro país durante el siglo pasado.

Los cambios siguen. Hemos pasado de los tintes, texturas naturales e imprentas de hierro y madera al código binario, al láser, al software, al hardware y al pdf; la difusión ya no es a pie, es por medio del código html; lo que antes duraba días, incluso meses, ahora dura segundos dependiendo de la interfase. Sin embargo, el digitus humanus es el mismo; tanto en el pasado como en el presente el trabajo manual persiste y, en un esfuerzo por apoyar a nuestros estudiosos y estudiosas contemporáneas, formas remozadas de copistas, filólogos, bibliotecólogos, archivistas, editores y editoras estamos desarrollando este tipo de proyectos.

Así, hoy en día las universidades más comprometidas con el acceso y difusión del conocimiento, en todo el mundo, preparan a sus coordinador@s de proyectos, editor@s de revistas, director@s de Institutos de Investigación o Centros de Investigación en el desarrollo de procesos que permitan un mayor alcance de todos y cada uno de los documentos que se publican, nos referimos a: artículos científicos, protocolos, análisis de datos, validaciones de resultados, ensayos dialéticos y dialógicos, avances, etc. con el fin de que la comunidad científica nacional e internacional tenga conocimiento del esfuerzo e interés que ponen nuestros académicos y nuestras académicas en estas tareas. Uno de esos procesos es el de la Digitalización de documentos producidos en un Instituto o Centro de Investigación para la comunidad en general.

En un interés por devolverle al país las contribuciones que se hacen para el avance investigativo, es que en el Instituto de Investigación en Educación (INIE), de la Universidad de Costa Rica (UCR) participamos de la iniciativa de DIGITALIZAR LOS INFORMES DE INVESTIGACIÓN producidos por nuestros y nuestras investigadoras con el fin de dar paso a la creación de un REPOSITORIO DIGITAL DEL INSTITUTO.


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