Oportunidades como esta en que estudiantes, egresados, padres de familia y autoridades nos congregamos en un ambiente diáfano de alegría y esperanzas, de triunfos y promesas, son oportunidades propicias como la que más para que quienes nos hallemos al frente de la Universidad hagamos un alto en el camino e invitemos a los demás a hacerlo, para recordar los valores fundamentales en que ella se asienta, y reflexionar sobre si están siendo cumplidos con integridad o no. La rutina, los deberes acongojantes de todos los días y todas las horas, nos ocupan tanto el ánimo, que a veces nos falta el tiempo para intentar un examen de conciencia, o para otear, con amoroso cuidado, el horizonte hacia el que nos dirigimos.
Es la nuestra una Univeridad tan tierna, tan sin moldes definitivos que casi parece atrevida presunción reconocerla con el mismo nombre de instituciones europeas seis o siete veces centenarias, cubiertas por el prestigio que les ha dado la participación en tantas y tantas aventuras del espíritu y de la historia, y por la densa tradición cuajada alrededor de ellas (...).
Sin embargo, la nuestra con ser tan joven, tiene algo fundamental en su haber. Tiene mucho que reformar, que revisar, pero en sus años ha sabido definirse como una institución libre, y la libertad es la condición para que el hombre, plenamente en su independencia y su dignidad, pueda vivir, y su dignidad individual pueda vivir espiritualmente, vida espiritual sin la cual la verdadera Universidad no existe.
Una Universidad puede contar con magníficas construcciones, tener formidables laboratorios, gozar de bellísimos campos de recreación y estudio, pero si falta la libertad, le estará faltando el soplo vital; será un gigante con el corazón partido.
Nuestra Universidad, joven y modesta como es, es una Universidad libre, y por libre tiene asegurado el derecho a un gran futuro como instrumento de forja de hombres y de valores.
Nuestra Universidad es libre, jurídicamente, porque su autonomía, y con ella su derecho a darse gobierno propio y a trazar su propia política, está reconocida por la Constitución Política. Pero ese aspecto legal, con ser tan importante, no es el fundamental en la definición de su libertad. Más importante es la corta, pero clara tradición de respeto recíproco desarrollada en las relaciones de la Universidad con los Poderes Públicos. Más importante es la comprensión por los diversos sectores políticos e ideológicos del país, de que la actividad cultural, nacional, que aquí se realiza, no debe ser perpetuada por las pasiones del momento ni interferida por cálculos, propósitos o designios extraños a su naturaleza. Más importante es que todos y cada uno de los que aquí trabajamos, hagamos dejación todos los días, al atravesar sus umbrales, de nuestras banderías políticas y todas nuestras otras diferencias personales. Todo ello afianza cada vez más y más la independencia y la vida espiritual de esta casa de estudios. Y mientras ese status dure, y mientras ni los de fuera ni los de dentro turbemos la serenidad de la Casa con las estridencias de la política diaria o el sordo clamor de los intereses personales, existirá una auténtica Universidad y, con ella, esperanzas de grandes realizaciones humanas en el nivel de la cultura superior de Costa Rica (...).
El día que la Universidad estuviera al servicio de un poder político, o de una confesión religiosa, o de una tendencia antirreligiosa mutiladora de la integridad de la vida interior, o de un sectarismo doctrinario, o de una discriminación racial, o de un privilegio económico, o de una distinción social, ese día será, pese a las brillantes apariencias y a las frases elaboradas con que se pretendiese disimularlo, el de la liquidación de la vida espiritual creadora en la institución y, por ende, el de ella misma (...).
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Jóvenes universitarios, vosotros seréis los representantes de la Universidad en todo sitio adonde vayáis, en toda función que desempeñéis: os confundiréis espiritualmente con ella.
Esa es vuestra responsabilidad fundamental para con estos muros: conduciros siempre de tal manera virtuosa, constructiva y noble, que con cada uno de vuestros actos y cada una de vuestras palabras estéis llenando de honor y de satisfacción a la Universidad de Costa Rica que, esta noche, emocionada pero regocijadamente, os ve partir, como en las bellas palabras de Neruda, llevando prendida una aurora en cada sien...
Universidad de Costa Rica
Arte, Ciencia y Bien
Facio Brenes, Rodrigo. (1956). Dos discursos del Rector: 1954 y 1955. Editorial Universitaria, págs. 5-16. San José, Costa Rica.